Hay días de trabajo en los que estamos tan inmersos en nuestras tareas que nos olvidamos de ir al servicio o de beber agua. Disponer de agua para nuestras oficinas es más que un capricho. Es, más bien, una necesidad.
De hecho, la falta de agua puede provocar falta de concentración, o dolor de cabeza por una ligera deshidratación. Esto se debe a que los riñones tienen que hacer un trabajo extra para eliminar las toxinas en una cantidad de agua no adecuada. He aquí la primera gran razón por la que tener agua en nuestra oficina es fundamental.
Además, tomar agua en el trabajo reduce el estrés, disminuye la ansiedad e incrementa nuestra energía. En definitiva, mejora nuestro estado físico. Incluso puede ayudar a evitar la obesidad si reemplazamos las bebidas con azúcares por la ingesta de agua.
Por último, el consumo de agua puede tener un gran factor social si sabemos gestionarlo con disciplina y responsabilidad. Un momento de dispersión, de conversación con nuestros compañeros que nos devolverá a nuestro puesto de trabajo con renovadas energías.