Niños y agua

El agua puede no resultar demasiado atractiva para los niños, ya que la encuentran insípida y se sienten más atraídos por otras bebidas azucaradas o con más sabor. Sin embargo, somos conscientes de la enorme importancia que tiene para su salud y su día a día.

¿Cuántos vasos de agua debe tomar un niño?

La pregunta que surge en multitud de ocasiones es cuántos vasos de agua debe tomar un niño y en qué momentos debe hacerlo. Los datos del Informe BRITA sobre el agua elaborado por la Fundación de Investigación Nutricional (FIN) indican que el 70 % de los niños de 4 a 6 años toma poca agua durante el día.

La cantidad de agua que tanto nuestro cuerpo como el de un niño necesita siempre va a depender de: rasgos ambientales (el calor es un factor determinante), condiciones fisiológicas y actividad. Pero también sabemos que los niveles de hidratación en nuestra infancia son especialmente importantes, porque son más vulnerables, al igual que ocurre con las personas mayores.

Consejos para que los niños tomen más agua

La principal recomendación es que en las comidas intentemos dar agua para beber, y esto complementarlo con sopas, leche o infusiones. Además, hemos de tener en cuenta que ciertos alimentos como la fruta o la verdura contienen un alto porcentaje de agua. Debemos prestar especial atención al consumo excesivo de bebidas azucaradas y tratar de sustituirlas por agua, para lo que podemos añadirle un poco de sabor y volver a despertar su gusto por el agua. La Academia Americana de Pediatría (AAP por sus siglas en inglés) recomienda usar el agua como líquido principal para hidratar a niños y adolescentes.

En cuanto a la cantidad, lo usual suele ser entre dos y tres litros de agua, que podemos dar en distintos formatos: los alimentos mencionados, jugos y otras bebidas, además del agua. El deporte y los juegos siempre van a requerir de una ingesta mayor de líquido, aunque el niño no lo solicite.

Cuando son bebés (con menos de seis meses de edad) los niños no necesitan beber agua de forma adicional porque lo compensan con la lactancia materna o la leche en polvo.

En general, estos serían los valores adecuados:

  • A partir de los 3 meses: alrededor de 800 ml por día.
  • A partir de los 6 meses: entre 900 y 1100 ml por día.
  • A los 9 meses: desde 1100 hasta 1300 ml por día.
  • A partir del primer año: entre 1150 y 1300 ml por día.
La sed, un indicador

Como hemos dicho anteriormente, con los niños hay que tener especial cuidado en aquellas situaciones en las que normalmente tenemos que beber más agua (ejercicio físico o calor). Por eso, debemos estar especialmente atentos en estos momentos. Para saber si un niño ha ingerido o no agua suficiente, podemos fijarnos en el color de su orina: si se ingiere suficiente cantidad, esta es de color claro; de lo contrario, la orina será de color oscuro y olor intenso.

Cuando un niño requiere beber agua con una alta frecuencia, puede que nos encontremos ante uno de los síntomas de la diabetes. Si, además, presenta otros síntomas, como acudir mucho al servicio, irritabilidad o pérdida de peso.

Sin embargo, hay que ser especialmente cuidadoso con lo que los niños nos piden. A veces, simplemente, un niño bebe agua porque le gusta o por inercia. Esto puede desembocar, en un caso extremo, en potomanía, un trastorno alimentario definido como el deseo de beber grandes cantidades de agua.

En cualquier caso, el sentido común y no perder de vista las necesidades de nuestros hijos nos ayudará para saber cómo actuar en cada caso. Ante cualquier duda, lo ideal es consultar a un especialista.

Fotografía: Lubomirkin


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