El agua es el principal artífice de nuestro cuerpo humano. Al nacer somos un 75% agua. Según vamos creciendo y nos hacemos adultos, el agua acapara el 60% de nuestro cuerpo. De toda esa agua que acumulamos, el 65% está depositado en el interior de las células, y el 35% restante se muestra presente en circulando en la sangre y bañando los tejidos del organismo. Por tanto, el agua es imprescindible para vida. No podemos estar más de cinco o seis días sin beber agua, de lo contrario pondríamos en riesgo nuestra vida.
Debido a que tenemos que consumir constantemente agua para regular nuestro organismo, ¿qué mejor opción que optar por el agua mineral?
¿Qué se denomina agua mineral?
Llamamos agua mineral a toda aquella agua que contiene minerales u otras sustancias disueltas que alteran su sabor y que también le dan un valor terapéutico. Sales, compuestos sulfurados y gases están entre las sustancias que podemos encontrar disueltas en el agua. El agua mineral se extrae del subsuelo ya mineralizado naturalmente desde su origen, debido a los materiales por los que atraviesa y, cuanto más profunda se encuentre la fuente, más pura será.
Tipos de agua mineral
Los tipos de agua mineral tienen todos algo en común: son puras en origen tanto en sus elementos químicos como el de sus microbios. La diferencia reside en su composición mineral. Esta varía en función del tipo de roca por donde se filtra el agua y del tiempo, profundidad y temperatura durante su recorrido por el subsuelo.
Esa distinta composición mineral es la que diferencia a unas aguas de otras, influyendo en el organismo de formas muy diversas dependiendo también de la etapa vital de la persona que la consume.
Estas son las variedades de agua mineral que podemos encontrar y los principales beneficios que aportan a la salud:
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Bicarbonatadas o alcalinas
Contiene más de 600 mg/l de bicarbonatos. Facilitan la digestión y neutralizan la acidez del estómago. Contribuye a reducir el riesgo de formación de placas de ateroma en las paredes arteriales o aterosclerosis, con lo que ayuda a reducir el riesgo de sufrir un accidente cardiovascular, como una angina de pecho o un infarto.
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Cálcicas
Contiene más de 150 mg/l de calcio. El organismo absorbe el calcio del agua que por supuesto ayuda a mineralizar los huesos y dientes de nuestro cuerpo. Es muy aconsejable para prevenir la osteoporosis. Reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Pero ojo, esta agua no es aconsejable en caso de padecer cálculos renales.
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Magnésicas
Su contenido supera los 50 mg/l de magnesio. Refuerza huesos y dientes y son ligeramente laxantes. Combaten el estrés. Ayuda a los riñones a cumplir su función. Contribuye a una piel saludable, ayuda a la pérdida de peso, tiene un efecto ‘detox’ en el organismo y reduce la sensación de fatiga.
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Hiposódicas o sódicas
Tiene un contenido mayor a 200 mg/l de sodio. Es un agua mineral muy buena para combatir alteración renal, la hipertensión o la retención de líquidos. Son muy recomendables para bebés y ancianos. Ayudan a la digestión, principalmente como protector hepático. Tiene propiedades antisépticas, por lo que es recomendable para prevenir el desarrollo de gérmenes.
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Fluoradas
Contiene más de 1 mg/l de fluoruro. Dosificadas pueden mejorar la salud bucodental. El flúor hace la función de barrera en la superficie de los dientes. Evita que los ácidos desprendidos de las comidas y bebidas los dañen.
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Carbónicas
Contienen más de 250 mg/l de anhídrido carbónico natural o añadido. Estimulan el apetito y facilitan la digestión.
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Mineralización débil
Es el agua mineral que contiene menos de 500 mg/l de residuo seco. Dosificadas facilitan la producción volumétrica de orina. Son muy apropiadas para preparar alimentos infantiles y también contra los cálculos renales.
Recuerde que, en España, según la legislación vigente del Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, a través de AECOSAN (Agencia española de consumo, seguridad alimentaria y nutrición), podemos encontrar en el mercado tres tipos de aguas envasadas:
- Aguas minerales naturales (AMN)
- Aguas de manantial (AM)
- Preparadas – Aguas potables (APP)
Revise concienzudamente el etiquetado del agua que consume para conocer exactamente la procedencia y composición del agua que está ingiriendo.