Muchas veces subestimamos la importancia de la hidratación. A diferencia del hambre, que se manifiesta con fuerza, la sed puede ser un aviso más sutil. De hecho, ya estás deshidratado cuando aparece. Por eso, aprender a identificar los signos tempranos de deshidratación puede ayudarte a mantener tu energía, concentración y bienestar físico.

Señales comunes de deshidratación leve

  • Boca seca y sensación pastosa: Es una de las señales más evidentes.

  • Orina de color oscuro: Idealmente, la orina debe ser amarillo claro. Cuanto más oscura, mayor el nivel de deshidratación.

  • Fatiga inexplicada: La falta de agua reduce el volumen sanguíneo, lo que obliga al corazón a trabajar más para bombear sangre y oxígeno.

  • Dolores de cabeza: La deshidratación puede provocar migrañas o cefaleas tensionales.

  • Piel seca o con poca elasticidad: La piel bien hidratada es elástica. Un test simple consiste en pellizcar el dorso de la mano: si tarda en volver a su forma, puede haber deshidratación.

Otros síntomas menos conocidos

  • Mal aliento: La saliva es antibacterial, y su falta favorece el mal aliento.

  • Antojos de comida (especialmente dulce): El cuerpo puede confundir la sed con hambre.

  • Disminución del rendimiento cognitivo: La concentración, la memoria y el estado de ánimo se ven afectados por una hidratación deficiente.

¿Cuánta agua necesitas realmente?

La cantidad varía según edad, peso, clima, actividad física y dieta. Como referencia, se suelen recomendar entre 2 y 2.5 litros al día para adultos. Pero lo ideal es observar tus propias señales y hábitos.

Una forma práctica es dividir la ingesta a lo largo del día:

  • 1 vaso al despertar

  • 1 vaso con cada comida

  • 1 vaso entre comidas

  • 1 vaso antes y después de hacer ejercicio

La deshidratación no siempre se siente como «sed». Muchas veces se manifiesta a través de señales sutiles que pasamos por alto. Prestar atención a estos signos y mantener una rutina de hidratación puede marcar una gran diferencia en tu bienestar diario.